A sus 93 años el madrileño Ángel Arzuaga se refugia de la pandemia junto a su familia en Coín donde cada día hace lo que más le apasiona, pintar. Aunque ha dedicado su vida a la decoración artística en grandes producciones cinematográficas, sus primeros contactos con el cómic o sus innumerables visitas al museo de El Prado, donde admiraba la obra de Goya o Rubens, despertaron en él la afición por la pintura. Después fueron los libros de arte, su formación con pintores vascos y su integración en el Círculo de Bellas Artes los que le llevaron a desarrollar su talento con la acuarela y el óleo.
Tras toda una vida pintando y creando una extensa colección de cuadros, la familia de Ángel Arzuaga ha mostrado su deseo de hacer una donación de su obra al área de Cultura de Coín para que quede constancia de su trabajo y como muestra de agradecimiento a la ciudad que le ha acogido.