Lola y Pepe han pasado más de 40 años haciendo churros y buena parte de ellos además colaborando con las familias más necesitadas de Coín. Durante todos estos años han sido innumerables las ocasiones en las que han colaborado con centros educativos y asociaciones benéficas para contribuir a que los que menos tienen puedan estar algo mejor. Esta semana, tras haber cerrado su quiosco por jubilación recientemente, volvían a levantar la persiana y nuevamente lo hacía con un fin solidario, cambiando churros por alimentos, que serán entregados a aquellas familias que lo precisen.
A pesar de que Pepe y Lola disfrutan ya de un merecido descanso están abiertos a seguir colaborando con aquellos colectivos, asociaciones y causas solidarias que requieran su presencia.